Iniciar una reforma en casa

Acometer una reforma en casa, ya sea con ayuda de un profesional o por cuenta de uno mismo, no es tarea fácil.
Es por ello que en este artículo va a servir de guía para hablar de los conceptos básicos que habría que tener en cuenta a la hora de iniciar una reforma de cierta importancia.

Cambio de salón por cocina integrada en salón

Ante todo es imprescindible tomar medias del emplazamiento en dónde quedará fijada la nueva cocina, y ver si verdaderamente van a caber todos los muebles.

Si tenemos una longitud disponible de 160cm, vemos que podremos colocar unos muebles que no van a superar esa medida, concretamente tendrán una suma de 155cm en total.

El hecho de integrar una nueva cocina en un salón, que inicialmente tan solo es eso, un salón, es una decisión muy importante, puesto que supone un trabajo de fontanería para poder llevar los tubos de agua a un nuevo emplazamiento, y el consiguiente trabajo de obra que supone la restauración de las paredes para que todo quede perfecto.

Vemos dos primeras imágenes en la que se presenta una estructura de muebles que serán la base de una cocina funcional completa, equipada con fregadero, lavavajillas y cocina.

A continuación quitamos un instante esta base de madera blanca de muebles para ver exactamente por dónde vamos a tirar los nuevos tubos o conductos que necesitamos para lleguen a nuestra cocina y lavavajillas.

Van a ser dos tubos, para el agua fría y caliente, y un tercer tubo de mayor diámetro para la expulsión de aguas grises.

Estas extensiones de tubos se han sacado del cuarto de baño que está justo detrás de esta pared.
El tubo de aguas grises comunica con el tubo de aguas grises del plato de ducha, por tanto todo va a desaguar por el mismo sitio.
Es muy importante implementar varios filtros para evitar cualquier tipo de obstrucción en en el tubo de salida.

Ahora vemos el resultado casi definitivo de nuestra nueva cocina integrada en el salón comedor.

Y cuando ya la tenemos practicamente definida.

A pesar de ser una cocina de tan solo 160cm, ha sido posible integrar un fregadero de gran tamaño, así como una vitrocerámica de gama alta.

Puede observarse la integración del lavavajillas está perfectamente definida.

Será necesario enlucir al menos la parte alta de la cocina por motivo obvios. A la hora de cocinar no queremos que nuestra pared sufra, por tanto elegimos un diseño para tal fin.

En alguna fotos se ve el suelo vinilado al descubierto, pero generalmente mientras se ha ido trabajando en el montaje de la nueva cocina, el suelo está perfectamente protegido con cartones para evitar rayar el suelo.

Cambio de bañera a plato de ducha de resina

Para un trabajo importante de fontanería necesitaríamos recurrir a un fontanero, para que al menos se encargue de la parte más delicada del proyecto, como pudiera ser la implementación de nuevos tubos o conductos por la que debe circular el agua.

En este caso se trata de quitar una bañera para posteriormente poner un plato de ducha.
Todo lo que sea retirar objetos se puede llevar a cabo sin mayor dificulta. Es sencillo quitar una bañera, y es algo que puedes hacer hasta que venga el fontanero a terminar el trabajo.

En estas dos primeras fotos vemos que la bañera ya ha sido retirada, y el sistema de sifón para el plato de ducha está ubicado, y el plato en su sitio definitivo.

Está modificación de bañera por plato supone una destrozo necesario del propio enlucido del baño, por lo que hay que restaurarlo de la mejor manera.

Ante la dificultad (practicamente imposible) de encontrar los mismo azulejos para colocar en el baño, mucha gente opta por hacer una especie de montaje con azulejos que contrasten con lo que ya hay, haciendo composiciones que queden integradas en el nuevo diseño del plato de ducha.

En nuestra caso decidimos que pondremos azulejos adhesivos, es decir, una especie de láminas que se pegan sobre el azulejo y que aguantan perfectamente el agua y el moho.

Igualmente necesitamos una base de azulejos para pegar estos adhesivos, por tanto vamos a recubrir el baño con los azulejos más simples y económicos del mercado, puesto que posteriormente quedarán ocultos, y así tendremos este resultado.

Como podéis ver el resultado es bastante espantoso a la vista, pero lo importante es recuperar superficie plana para poder pegar estos vinilos adhesivos que simulan muy bien el azulejo convencional.

Y todo plato de ducha necesita algún tipo de barrera que impida que el agua salga, y muy especialmente porque la nueva ubicación de la lavadora estará en el baño, justo al lado del plato de ducha.

En nuestra caso una mampara esquinera será la mejor solución para cerrar por completo el plato de ducha.

Y no olvidemos ponerse un extractor en la parte alta. Lo más habitual es poner el extractor en la pared lateral, peor en este caso es más práctico colocarlo en el techo, ya que el conducto está hecho, y además no hay problema con el fabricante.

Y tal como habíamos dicho, la lavadora queda situada al lado del plato, totalmente protegido por la mampara por lo que no le caerá agua.
Además la toma de enchufe de la lavadora es de superficie con tapa para mayor seguridad.

Suelo vinílico para cuarto de baño

Ahora que ya tenemos cambiada la bañera por nuestro plato de ducha, vamos a instalar un tipo de suelo vinílico para nuestro cuarto de baño.

Este tipo de suelo, que también contrae y dilata como cualquier material, debe ser apto para baños.
A diferencia de los azulejos adhesivos, la colocación de este material no requiere ningún tipo de SIKA o similar su montaje. Simplemente hay que retirar el papel, limpiar bien la superficie con alcoholo o acetona, dejar secar, e ir colocando las láminas siguiendo algún tipo de patrón.

Excepto del inodoro, se pueden retirar todos los demás elementos, incluso el lavamanos, aunque necesitaremos cortar la llave de paso y tener teflón por si acaso lo necesitáramos a la hora de volver a poner las conexiones de agua.

En la siguiente foto vemos el resultado final después de colocar todo nuestro suelo vinílico en el cuarto de baño.

Fijaos en cómo se ha tratado la transición entre el suelo del cuarto del baño y el nuevo sueño vinílico del pasillo, utilizando una junta de dilatación negra, que combina con el color casi negro del suelo del baño y el color de nuestro suelo vinílico.

Poner suelo vinílico en toda la casa

No nos engañemos, el suelo terrazo hace mucho tiempo que perdió encanto. No hay comparación en el momento en que se pone un suelo laminado o vinílico.

Pero, ¿cuál es la diferencia entre un suelo laminado y un suelo vinílico? En verdad hay varios puntos a considerar, pero en principio digamos que un suelo vinílico de calidad imita muy bien el material de madera del que está hecho el suelo laminado, y además, un suelo vinílico tiene una vida media mayor que un suelo laminado de gama media, incluso en algunos de mayor tecnología.

Este material vinílico es una aleación muy dura de plástico, que como decimos imita muy bien a la madera aunque se nota un patrón que se repite y unos detalles, que por muy bien que estén trazadas las líneas, se ve que no es madera.

Por tanto, la elección de suelo laminado o vinílico es cosa de uno.
Nosotros nos decidimos por un suelo vinílico con una vida útil de 30 años (la de mayor que vemos en la tienda de bricolaje).
Esto se debe a que colocar el suelo no es una tarea sencilla. Se requiere mucho tiempo y dedicación, además de tener que trastocar todo lo que hay en la superficie y su restauración posterior.

Colocar un suelo laminado con un promedio de 10 o 15 años de vida no es opción para nosotros.

Vamos a ir viendo algunas fotos de la evolución al ir colocando nuestras láminas.

En esta primera foto vemos un error de novato, es decir, comenzar a colocar las láminas desde un extremos para seguir avanzando de derecha a izquierda.
Es este caso la superficie a rellenar es de unos 50 metros cuadrados, por lo que no ha habido problema, pero en superficies mayores puede pasar que, al haber comenzado por un lateral, en lugar de por la parte central de la habitación, las láminas vayan inclinándose a medida que se van colocando, y esto es malo porque nos rompe totalmente la línea de diseño.

Algunos suelos vinílicos que hay en el mercado ya tienen una base para la que no es necesario poner base aislante (la de color rosa), pero en la mayor parte de los casos será imprescindible poner aislante.

Para unir la base aislante, la cual hay que ir cortando y ajustando al suelo según convenga, se utiliza cinta alumínica.

Este tipo de cinta suele tener un precio elevado, pero se recomienda poner esta y no otra por cuestiones de humedad.

Vemos que mientras estamos colocando el suelo vinílico tenemos todo el material apoyado en las paredes.
Esto no es solo por una cuestión práctica, sino que se debe a que hay una clasificación por tono en el color de la madera, de este modo podremos combinar las placas al gusto.

Vemos el salón acabado, con una correspondencia lógica de colores y con un diseño 4-2-4. Es importante que la línea confluya con las restantes líneas en las que se colocaron las placas, de lo contrario será un suelo sin ningún tipo de criterio y mal ejecutado, independientemente de que estén bien ensamblados los vinilos.

En esta foto podemos apreciar igualmente la combinación entre tonos claros, medios y oscuros, es decir, previa clasificación de las láminas, se hace una composición variada para evitar juntar tonalidades, cosa que podría arruinar el diseño.

Las empresas que ofrecen el servicio de instalación de suelos laminados, en caso de no ser buenos profesionales, se limitarán a ir colocando rapidamente láminas, sin tener en cuenta este factor tan importante.

Ahora vemos cómo es la transición de una habitación a otra. Esta es sin duda la parte más complicada, ya que habrá que cortar las jambas de las puertas, y según caiga el corte del vinilo será más o menos dificultoso poder meterlo bajo el marco de la puerta.

Si esto no fuera posible, recomendaría colocar una junta de dilatación, especialmente en grandes superficies, utilizando un material similar al de nuestro suelo vinílico o laminado.

Y no olvidemos los rodapiés, un elemento imprescindible para conseguir un acabado totalmente profesional.
Un rodapiés en color blanco lacado suele combinar con multitud de diseños laminados.
Entre el rodapié y la pared a menuda se producen espacios vacíos o huecos que será necesario disimular, y para ello se suele utilizar un tipo de masilla acrílica y aplicarla directamente con el un dedo que iremos mojando con un trapo.
El resultado es excelente sin duda alguna.

Cocina convertida en una nueva habitación

La parte de desmantelar y/o demoler la cocina es, además de satisfactoria, muy fácil, ya que se trata de desmontar todos los muebles de cocina, quitar electrodomésticos, y arrancar la encimera.

Si la encimera es de piedra, un martillo pesado hará bien la función para ir rompiéndola golpe a golpe.

Sigámonos fijando en el suelo de la cocina original antes de ponerle el suelo vinílico.
Es importante notar que el suelo de la cocina original con baldosas es distinto al terrazo original del resto de la casa, de modo que puede tener hasta un centímetro de altura extra, algo que puede ser inconveniente para el nuevo suelo vinílico.

Recordemos que la instalación de un suele vinílico o laminado requiere de una superficie plana, de modo que si existe algún resalto, por pequeño que sea, esto puede dificultar el montaje, haciendo que las laminas queden totalmente unidas.

En estos casos se recomienda poner una junta de dilatación, aunque en nuestro caso decidimos darle continuidad al suelo vinílico al haber podido encajar correctamente las láminas.

Al haber quitado el fregadero o la lavadora, vamos a tener que tapar todos los conductos. Para los tubos de agua fría y calientes les pondremos tornillos de fontanería, y para los tubos de desagüe simplemente pondremos algún trapo o incluso alguna tapa pegada.

En este nueva habitación, que ya no es cocina, sino que va a tener el uso que queramos darle, vamos a ponerle también el mismo tipo de rodapié que le hemos puesto en el resto de la casa.

En la siguiente foto del pasillo podemos ver un tipo de rodapiés blanco esmaltado.

El pasillo y materiales para la reforma en casa

El suelo del pasillo en su estado original, es decir, con suelo de terrazo, al cual se le va a colocar el aislante en primera instancia, para posteriormente colocar el suelo vinílico.

Cuando colocamos un tipo de suelo vinílico o laminado es totalmente imprescindible poner un nuevo rodapiés. No es opción reutilizar el rodapiés de terrazo, ya que esto rompe totalmente la estética del nuevo entorno que hemos creado en nuestro hogar.

Un tipo de rodapiés que siempre queda bien integrado será un blanco acrílico, aunque es importante saber que este material no debe mojarse bajo ningún concepto, pues el material terminará cuarteándose debido al agua o la propia humedad.

Debido a que la finalidad del piso es para un uso propia, y no destinado al alquiler, en este caso seleccionamos un tipo de lámina vinílica de alta calidad, con una durabilidad de 30 años.

Se trata de material plástico comprimido que soporta muy bien grandes impactos.

Pintar puertas en lugar de comprar nuevas

Sin duda la solución más rápida y económica en el momento en que se desea cambio de color de puertas, es pintarlas directamente.

Para esto es necesario lijar primero la puerta con un lija suave, de este modo quedará una superficie lo suficientemente áspera para que la pintura penetre mejor.

Recordamos que las puertas originales, comunmente de pino, están bañadas de una especie de esmalte para otorgarles cierto brillo y una textura suave.
Eso es justamente lo que hay que eliminar con el lijado de la puerta.

Elegimos un color banco humo, y con dos pasada de pintura será suficiente.
Recordad que no sirve cualquier tipo de pintura, ya que hay un tipo específico de pintura para maderas y puertas, de hecho hay una variedad interesante a la venta, ya que es tendencia esto de pintar las puertas en lugar de comprarlas nuevas.

Vemos el resultado de la puerta una vez colocada en su lugar.
Aquí cabe recordar algo importante, y es que al haber colocado nuestro suelo vinílico lo que habrá ocurrido es que el suelo gana altura, la suma del grosor de la lámina y el aislante, de modo que hará falta «cepillar» las puertas para quitarle los centímetros necesario para poder hacerla encajar, de contrario la puerta chocará con el suelo y no podrá colocar en su lugar.

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